Blog de literatura y pensamiento

Ilustración de Christian Schloe


Copyright de todos los textos publicados en este blog con el nombre de Olga Beltrán Filarski.





17 julio 2022

El intruso


El amor es un anarkista radical.
Nada entiende de clases sociales, leyes, 
religiones ni fronteras.
Es Dios y es el Diablo.
Te da la fuerza y te la quita.
Te vuelve cobarde o te vuelve un héroe.

Llega sin preguntar, sin pedir permiso,
como un intruso,
infiltrado en el cuerpo de un hombre, de una mujer,
camuflado de pareja,
en el interior de un niño, de una niña,
disfrazado de hijo,
vestido de amigo o amiga,
de perro, 
de gata,
o de la humanidad entera.
Se presenta sin avisar y de repente
irrumpe en tu vida
y convierte tu carne, tus huesos,
tus músculos, tu mente y tus entrañas
en frágil cristal,
en mero cristal que alguien podría romper en mi pedazos
con una simple ausencia, con una pérdida,
un desprecio, o con la peor puñalada:
una traición,
tras la cual te juras cerrar por siempre el paño de tu pecho
para acabar volviéndolo a abrir sin darte cuenta y sin poderlo remediar.

El amor posee el poder de convertirte en roca,
que resiste los embates del mar en las peores tempestades.
Te hace fuerte como el acero,
capaz de hazañas impensables, 
dispuesto a luchar por proteger al ser amado
y a salir de tu piel para entrar en otra
y descubrir los secretos y las emociones que habitan en ella.
Posee el poder de volverte una diosa o un titán en los ojos de otro ser
que a ti se te antoja también infinito;
el poder de hacerte temblar de miedo o de deseo, 
de gozo y de placer,
de dicha y de ternura,
de anhelo o añoranza
y perderte a ti mismo
o reconocerte por fin.

Te rapta, te subyuga,
te obliga a dejar de sentirte un único ser,
a traspasar fronteras tras las cuales ya nada vuelve a ser igual.
Te arranca la coraza, te desarma,
te deja desnudo e indefenso, vulnerable,
con el pecho descubierto e invadido.
Puede hacerte caer bajo
o elevarte a lo más alto.
Te da la vida y te la quita
si el azar, el destino o el mal fario te arrebatan a quien amas,
dejándote devastado, como un tsunami que arrasa todo a su paso.

Y sin embargo, 
qué débil es el ser humano de corazón angosto,
en cuyos senderos no hay cabida para que fluya el sentimiento:
invertebrado, cojeando, reptando casi,
por caminos polvorientos huérfanos de horizonte
de los que apenas el suspiro de una brisa leve
desvanecerá su huella vacilante.

                                                                                           Olga Beltrán Filarski    
Fotografía: Robert Doisneau

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