¡Ríndete!
Toca de pies en el suelo,
sé
práctico,
reniega de ti mismo,
de tus principios,
de tus ideales,
arráncate las entrañas,
sé realista,
acepta la realidad.
Realidad.
¡Qué palabra tan odiosa!
La
realidad anda siempre pegada a mis talones,
echando paladas de tierra sobre los
sueños,
como un sepulturero macabro vestido de gris.
La realidad lleva un fósforo en la
mano
y un barril de gasolina.
Tiene rostro de verdugo,
dientes de ogro
y hocico
ensangrentado
de corazones despedazados.
La realidad está hecha de plumas de
ángeles caídos,
de pétalos de flores marchitas,
de pedazos de arco iris
desteñidos,
de cenizas de viejos sueños derrotados,
de
amores desterrados,
de eslabones de cadenas.
del sabor amargo de la cicuta.
La realidad te pone zapatos de
plomo,
te impide alzar el vuelo,
te obliga a arrastrar los pies
sobre un suelo
duro de asfalto ardiente
por el que transitan cargamentos
de desengaño y
sumisión.
¡Escuchad!: las campanas tocan a
muerto;
otra víctima de la realidad ha caído.
Escaparé muy lejos de aquí,
me
embarcaré en mi Arca
cargada de utopías,
magia,
esperanza y libertad...
para salvarlas del diluvio
que anega almas, voluntades y fortalezas.
Izaré
todas las velas,
en busca de tierras vírgenes,
surcaré todos los mares
para que
no me alcancen
sus tentáculos mortíferos,
para que no hinque en mi yugular
su
veneno maligno.
Los hijos de la noche,
las hijas de
la luna,
los poetas,
los bohemios,
los artistas,
los soñadores,
los rebeldes,
huimos
de ti,
realidad bastarda de útero estéril
que solo engendra abortos.
Montaje de vídeo: Olga Beltrán Filarski
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